domingo, 31 de enero de 2021

Empapado por la luz del sol

Las élites chinas se empoderaron y se fortalecieron sobre la base de los clanes, de la familia.

La idea de una línea consanguínea compartida ha llegado hasta el presente, con la idea de que todos los chinos tienen un ancestro común.  Lo que era real en un inicio, ancestros comunes, se convirtió en un mito, luego en un elemento de dominación...

La mitificación y politización de la familia dio vida al confucianismo, no al revés.

Hasta el día de hoy, sin ser privativo de las sociedades o mundos chinos, la familia es motor, eje de la vida y del funcionamiento del mundo. Por ello no sorprende que la familia es el componente esencial del cine, como es el caso de esta película, cuyo título original es 陽光普照 (Yángguāng pǔzhào), con traducciones injustas: en inglés, A Sun; en nuestro idioma, El sol abrasador.

 

Aunque simplemente debió haberse llamado: Empapado por el sol. Lo cual representa el sentido de la expresión y el espíritu de la película como está en el diálogo de dos personajes: De regreso a casa me preguntó: "¿Cuál sientes que es la cosa más bella del mundo" . ¿Es algo vivo? Dijo: "Es el sol." Pero sobre todo, por el final. (Dar click sobre el título para ir al trailer)

 

La película tiene una dirección genial a cargo de Chung Mong-hing, quien también escribió el guión en compañía de Chang Yao-sheng.  El director tiene un seudónimo, Nagao Nakashima, que es como aparece el encargado de la fotografía, por cierto bella.  Las primeras tomas nos sitúan en el Taipei de hoy, de concreto y de noches lluviosas, donde las cosas importantes suceden cuando se come.

Las actuaciones son de primera, incluso las de los papeles secundarios. Me encantó Samantha Ko Shu-chin, pero eso no quiere decir que las de sus colegas, sin importar su edad, no fueran de primer nivel. 

Ang Lee, por ejemplo, se lanza a la fama y madura al permitirnos acceder al mismo medio urbano y privado.  El pasado se ve con nostalgia y muchas cosas se tratan de olvidar.  La isla a inicios de los noventa tiene un futuro incierto pero con se vislumbra con optimismo. Taiwán es cada vez más moderno y taiwanes: tienen a un presidente nacido en la isla y electo por los ciudadanos.   Hay mucha armonía e ingenuidad.

Lo malo es mínimo y todo es negociable. En no pocos casos,  todos fingen respetar algo al tiempo que lo transgreden, pero no pasa nada, tdo tiene arreglo sin grandes problemas. 

El mundo cinetizado por Chung es uno muy diferente, donde la ingenuidad y la bondad existen pero se enfrentan a realidades que funcionan con otras reglas y valores.

Es una sociedad más urbana, donde la gente tiene poco tiempo para si misma y menos para sus familiares. Se trabaja mucho y se gana apenas lo suficiente para vivir adecuadamente. Es un mundo donde la educación aun es importante para escalar socialmente, pero donde la competencia es extremadamente reñida.

La sociedad a la que accedemos en la cinetización esta película no tiene un sitio para todos, sobre todo las oportunidades son pocas y no siempre las mejores. Es un Estado aún fuerte, pero menos autoritario que el de El Generalísimo. Las instituciones funcionan bastante bien y al servicio del ciudadano, pero no se dan abasto.

La imposibilidad de escalar socialmente por los canales legales y legítimos de acuerdo a esas legalidad es cada vez mayor. Hay que recurrir a lo informal, ilegal, pero muchas veces legítimo.

Es aquí donde se enfrentan a muerte, literalmente, el Estado-elites y las fuerzas ilegales con la familia.

Se trata de un duelo desigual donde la violencia impera y valores diferentes chocan estrepitosamente. 

Al final, el triunfo es para la familia. Fue una victoria con bajas, logros limitados y con un futuro. 



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