sábado, 15 de marzo de 2008

PARTIR DE LAS MASAS PARA LLEGAR A LAS MASAS

Un día usted sentado tranquilamente escuchando su noticiero por radio y, gran sorpresa, el lector de noticias anuncia que ese día cuentan con una especialista para que le solucione las dudas que usted tiene relacionadas con el idioma chino. Ya sabe, cosas cotidianas para los mexicanos, como pronunciación, gramática, traducción o inscripción a cursos. En México, están en otro nivel. Por si fuera poco, en un viaje en el metro, precisamente en la estación Salto del Agua de la línea 1, usted topa con una publicidad llamativa roja que, con una frase de Confucio, lo invita a estudiar chino.
¿A dónde llegará el entusiasmo? ¿En qué se materializará?
Difícil saberlo, lo que sí es posible afirmar con certidumbre es que, en la historia mexicana, pocos países han despertado, al mismo tiempo, e incluso en las mismas personas, tanto recelo y entusiasmo sustentados ambos en el desconocimiento. Igualmente, es interesante constatar cuánta gente desea estudiar chino o puntonghua, que no mandarín, si es que es adecuado referirse algo de esa manera en algún tiempo y espacio. Posiblemente, ese entusiasmo solamente puede ser superado por Francia y Estados Unidos, hacia este último país la euforia ha sido verdaderamente masiva. China, está muy lejos de tener los mismos niveles que los estadounidenses de influencia y atracción, pero parece que su ruta es esa.
Por lo demás, son loables las preocupaciones y acciones del CELE/UNAM por elevar profesionalmente el nivel educativo de los mexicanos, sobre todo en materia lingüística. Pues a estudiar chino, 大家!,高高兴兴学习普通话!!!!

Foto: Francisco Haro

TURBULENCIA Y FRUSTRACIÓN EN EL ALTIPLANO TIBETANO


La semana iniciada el 10 de marzo de 2008 ha sido muy intensa en Lhasa, por decir lo menos. Noticias van, noticias vienen, las imágenes inundan nuestros ojos. La información se apila, pero el panorama es nebuloso. De entrada, como siempre pasa en situaciones similares, no se trata de aclarar los acontecimientos; por el contrario, la idea es empañarlos lo más posible. Por lo pronto, dos preguntas difícilmente serán contestadas, sobre todo para los acontecimientos en Lhasa: ¿Cómo empezó la violencia? ¿Quién hizo el primer disparo?
Po lo demás, si algo tienen las manifestaciones y sus consecuencias es ser diferentes a lo que se ha visto con anterioridad. Una de los principales elementos que llaman la atención es su alcance espacial: hubo manifestaciones en Dharamsala, India; y en Tíbet , Lhasa, y en Gansu, en uno de los lugares más hermosos de China, Xiahe.
En la capital tibetana, lamas, aparentemente en número relativamente pequeño, con su agenda específica, marcharon junto con cientos de jóvenes, igualmente con sus propias demandas y en un ambiente performancero marcharon para expresar su descontento ante el gobierno central. Ambos, lamas y jóvenes, tratan de aprovechar el contexto de los juegos olímpicos para lograr lo que consideran justo.
Una manifestación pacífica e incluso por momentos festiva en Lhasa se salió de madre, la violencia se hizo presente, produciendo muertes en un número aún no definido y daños materiales más que considerables. Se combinaron, bajo el desorden y la confusión, frustraciones y odios. De acuerdo a las notas periodísticas, además de algún monje golpeado por impreciso atacante, enfurecidos tibetanos atacaron personas han, "chinos", y sus negocios.
Los acontecimientos en sí mismos, trágicos y lamentables, no son el problema. Además, como establecí, hay poca claridad de algunos elementos; por ejemplo, pese a la gran cantidad de imágenes y testimonios de testigos, yo no alcanzo a ver con precisión las acciones más o menos específicas de las fuerzas de seguridad chinas. Se alcanza a ver cierta brutalidad, pero sobre todo se aprecia mucha inexperiencia-estupidez: en un auto de policía llevan a algunas personas detenidas, pero tan improvisado está todo que estuvieron a punto de escapar del auto en marcha. Escena divertida… si fuera en otro contexto. En las imágenes a disposición, el contacto físico entre manifestantes y fuerzas policiales es más claro en India que en China, los resultados no fueron tan graves en la primera; por lo demás, es muy posible que en los próximos días surjan nuevas imágenes (Excelentes fotos en: Forum Kaiyun y Epoch Times. Además de los videos mostrados aquí, uno de los mejores es de la BBC, sobe todo por el contexto. Las imágenes oficiales igualmente en la BBC y en CCTV, además de entrevistas con turistas)

Por lo pronto, de acuerdo a un turista danés, según el matutino Politiken, los lamas, verdaderos adolescentes, y jóvenes no lamas encolerizados atacaron a chinos y sus propiedades, ante una policía muy pasiva. Una narración muy completa de los acontecimientos, según un extranjero en Lhasa aparece en The Guardian. Todas las imágenes que he visto, confirman lo anterior, lo que no hace menos trágica y complicada la situación.

Existen varias dificultades de mayores dimensiones. Dos son las mayores:
1) La primera, intelectual, radica en explicar lo qué pasa en esa región del mundo sin racismo y sin condescendencia; es decir, que las personas, aun sometidas a opresión por algún poder, interno o externo, no son entes pasivos, víctimas inermes que necesitan de nuestra lástima y petulancia cubierta de valores y soluciones universales, sin tiempo y espacio, sin historia. En ese mismo sentido, una de los retos intelectuales es separar lo que piensan, sienten y hacen-harán las “elites” y las “masas”. Desde los años noventa del siglo veinte, sobre todo ante los acontecimientos en los Balcanes, se ha confundido a unas y otras, además de que se ha tratado de explicar acontecimientos históricos, no desde la historia, sino desde una perspectiva bíblica: en el principio fue…., donde el problema identitario se convierte en pecado original, que culminará, como en las escrituras de los cristianos, en un juicio étnico final de violencia de proporciones, obviamente, apocalípticas.
Desde mi perspectiva, en la región mencionada y en el sur de Asia, las elites, en momentos históricos precisos, no en un pasado histórico indefinido, introducen en su discurso el problema identitario, entre otras razones porque les sirve como herramienta de movilización-organización-corporativismo políticas que les brinda una herramienta para enfrentarse a otras facciones políticas, estas “nacionales”, y lograr porciones más o menos considerables de poder. Algo similar, con muchas especificidades, claro, pasa en Tíbet; sin embargo, el reto es el mismo: diferenciar a unas y otras, aun cuando en la superficie, y oralmente, aparentemente, expresen lo mismo.


En ese sentido, de manera similar, las muy antiguas interrelaciones entre diferentes pueblos tibetanos, mongoles y chinos, no deben ser entendidas a partir, por un lado, de la transpolarización-transferencia de conceptos actuales, sobre todo de espacio-soberanía, hacia el pasado; o bien, por otro, de visualizar en el pasado con pueblos completamente autárquicos. Por supuesto para no hablar de la necesidad de alejar el estudio de los hechos de la religión y, por qué no, de la política de nuestra época.
Las elites tibetanas, particularmente religiosas, por siglos han estado ligadas de manera muy estrecha a sus contrapartes lo mismo mongolas y manchúes que chinas (enfatizo el carácter plural), de manera sobresaliente con las primeras, aunque no solamente. Se han interrelacionado no como víctimas, sino como aliados-enemigos-rivales-competidores según diferentes contextos históricos. "En el principio, segunda década del siglo XVIII, fue muy profunda la relación dinastía Qing con su aliado el séptimo Dalai Lama Kelzang Gyatso, contrario en muchos sentidos al “falso” sexto Dalai Lama Tsangyang Gyatso. Algún tiempo favorecido por los mongoles, quienes posiblemente lo asesinaron, pero que sobre todo son en muchos sentidos los creadores del Dalai Lama como institución sustancialmente política antes que religiosa. En todo caso, lo único achacable a los diferentes Dalai Lama, no son sus posturas políticas, algo inherente a su posición, sino que las mismas fracasen, con consecuencias fatales para sus seguidores. Fracaso producto de una total incomprensión de los tiempos y de las tácticas adecuadas, como ha sido la constante del actual Dalai Lama, el 14º, Tenzin Gyatso, desde los años cincuenta del siglo XX, cuando fue incapaz de aprovechar el miedo de Mao Zedong a los tibetanos y la disposición negociadora de Deng Xiaoping. Claro, eso no obvia la llegada del Ejército chino en 1950; por el contrario, se fortalece lo expuesto con la decisión de levantarse para lograr la independencia precisamente en marzo de 1959.
2) La segunda, que desciende del último elemento mencionado, es de carácter práctico. No hay mucho que decir al respecto: el gran reto que tienen diferentes grupos político-económicos-religiosos-étnicos en China es cómo lograr sus objetivos sin imponerle a sus seguidores costos tan enormes como la vida. Sí, se trata de un Estado autoritario, pero que cuenta con gran legitimidad y simpatías en diferentes sectores de la población, lo cual se debe a varios factores, como los avances económicos, pero también los cambios políticos. Las grandes debilidades que han tenido la mayoría de los que se oponen al gobierno chino han sido el enorme énfasis puesto en lo moral en detrimento de aspectos esenciales, como el elemento organizativo y programático; además de los tiempos y, también por qué no, han descuidado algunas veces los resquicios para negociar. En suma, si las cosas fueran fáciles…



Más allá de filias y fobias, un Tíbet independiente es poco probable e inclusive poco deseable, al menos por las siguientes razones, que se entretejen:
1.- Constitucionalmente no es posible.
2. Políticamente sería inaceptable para Beijing.
3. Económicamente sería una tragedia para el Tíbet.
4. Una presunta independencia provocaría conflictos y divisiones de consecuencias predecibles, no solamente entre tibetanos y han, sino entre los propios y diversos pueblos tibetanos.
5. El apoyo interno y externo, salvo el retórico y explicable de Taiwán, necesario para lograr la independencia está completamente ausente.
6. Además de los elementos materiales, financieros particularmente, la sociedad y las elites carecen de programas políticos y de estructuras organizativas para emprender inclusive tareas más simples que lograr la independencia.

Las imágenes de la turbulencia en el altiplano tibetano muestran demasiada frustración, que habla, entre otras cosas, de disparidades económicas y culturales, de carencia de instituciones adecuadas, y de liderazgos débiles a ambos lados de las barricadas, sobre todo del lado "opositor".

PS: Un análisis interesante sobre las causas y características de la llamada conspiración tibetana es el de Xulio Ríos.

PS 22 de marzo, 2008, en NYT Patrcik French realiza un análisis que seguramente será poco popular, pero que s muy interesante, con el cual comparto algunos puntos, de lo que colgado en esta entrada como en otra parte.