Supongo que la respuesta tendrá que ser afirmativa, al menos si entendemos como regiones del llamado occidente son folclorizadas, feminizadas y sexualizadas. Por ejemplo, América Central y el Caribe cumplen la función de cumplir con el papel que la naturaleza les asignó: su aportación al mundo son materias primas, no dan para más. Algo similar se podría decir sobre sus personas, son felices, pachecos, son buenos para la música y el baile, viven de lo que cae de los árboles o sale del bolsillo del turismo. Se trata de pueblos pasivos, penetrables. Lo más importante es la naturaleza, el paisaje, no la gente.
Obviamente, la realidad siempre es más compleja; sobre todo, los seres humanos, valga la redundancia, vivimos en el contexto de relaciones sociales multidireccionales, donde los actores siempre tienen algún margen de negociación.
Todo esto viene a cuento por el papel de China en la región mencionada. Desde mi perspectiva, las interacciones de los chinos en esa zona es multidimensional y no se reduce al asunto de las materias primas, tal como se le percibe generalmente. De ello me ocupo en China in the Central America and the Caribbean Zone en la revista Latin American Policy.
Fuente: www.gocaribe.cl/wp-content/uploads/2012/05/playas-Caribe.jpg |
Todo esto viene a cuento por el papel de China en la región mencionada. Desde mi perspectiva, las interacciones de los chinos en esa zona es multidimensional y no se reduce al asunto de las materias primas, tal como se le percibe generalmente. De ello me ocupo en China in the Central America and the Caribbean Zone en la revista Latin American Policy.
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