Las olimpiadas son en sí mismas un símbolo paradójico: buscan la hermandad a través de una descarnada competencia que involucra muchas prácticas desleales, desde el uso del soborno en muchas de sus variantes, hasta la utilización de prácticas médicas deleznables. Nos muestran la cara amable, pero esconden demasiados aspectos terribles, pero "normales", de la conducta humana.
Además, las olimpiadas están llenas de símbolos; de hecho, se trata de un terreno excelente para la construcción de elementos simbólicos. En ellas se mezclan, muchos elementos de las prácticas sociales lo mismo relacionadas con género que con política. En todo recuento más o menos históricos de las olimpiadas hecho por los medios algunos acontecimientos están siempre presentes: el fracaso de los algunos atletas de la Alemania hitleriana, 1936, ante atletas negros, como el famoso Jesse Owens; o cuando en México, 1968, Tommie Smith y John Carlos, enfundados en guantes negros, levantaron su puños, uno el derecho y otro el izquierdo; por supuesto, no pueden faltar en nuestra memoria la violencia en los juegos de Munich o el boicot estadounidense limitado a los de Moscú. En suma, los juegos olímpicos son escenario para todo tipo de manifestaciones sociales, sobre todo porque el mundo, al menos el de la prensa, tiene sus ojos puestos en las ciudades sedes.
Ese mundo de los medios es muy limitado, deja de lado procesos sociopolíticos muy importantes, sobre todo los de largo plazo, los de que transforman a las sociedades de forma profunda; simplemente pensemos en México, pero no solamente, y las movilizaciones sociales realizadas porlo menos desde 1958 hasta 1971, que han pasado a un segundoplano. Lo anterior lleva a preguntarnos qué pasará en los juegos de Bejing. La respuesta sencilla: grandes cambios en infraestructura urbana y habitacional, respecto a los cuales habrá que esperar algunos años para ver qué tan acertado fueron, sobre todo si fueron pensados para el largo plazo. Una respuesta un poco más complicada: habrá cambios conductuales relativamente importantes en algunos sectores de la población, pero también será necesario esperar un tiempo para deteminar la efectividad de la propaganda-educación de los diferentes niveles de gobierno chino.
Lo verdaderamente importante desde el punto de vista histórico: los juegos y todo lo que gira alrededor no serán sustancialmente importantes para el curso histórico chino, son apenas un grano de arroz. No habrá que apostar demasiado a los "grandes" cambios alrededor del evento deportivo.
Lo cual no quiere decir que no sean importantes para la creación, precisamente, de símbolos e imágenes sobre todo desde la perspectiva gubernamental.
¿Qué pasará? En los próximos meses veremos las más dísimiles manifestaciones sociales de impacto histórico limitado, lo cual quiere decir, entre otras cosas, que hay elementos polítcos más importantes.
Precisamente, el inicio del año nos trae una muestra de lo anterior: una mujer, Hu Ziwei, tomó por asalto una conferencia de prensa para denunciar la infielidad de su marido, Zhang Bin, comentarista deportivo, quien debería ser la estrella del evento. Es interesante lo acontecido, sobre todo por el descuido de los organizadores y por el discurso muy político de ella, pero que descontextualizado no dice mucho. Por lo demás, hasta lo que he podido constatar, la prensa h obviado las partes más interesantes del discurso de la engañada.
Precisamente, el inicio del año nos trae una muestra de lo anterior: una mujer, Hu Ziwei, tomó por asalto una conferencia de prensa para denunciar la infielidad de su marido, Zhang Bin, comentarista deportivo, quien debería ser la estrella del evento. Es interesante lo acontecido, sobre todo por el descuido de los organizadores y por el discurso muy político de ella, pero que descontextualizado no dice mucho. Por lo demás, hasta lo que he podido constatar, la prensa h obviado las partes más interesantes del discurso de la engañada.
El video se encuentra subtitulado en chino y en inglés en The Wall Street Journal
Fuente: La fotografía es de AP
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