martes, 12 de febrero de 2008

Oportunidades en la relación sino-mexicana


Recientemente llegó a mis manos el libro Oportunidades en la relación económica entre China y México, compilado por Enrique Dussel Peters, Director del Centro de Estudios China-México de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Partiendo del supuesto de que “[El] intercambio entre China y Latinoamérica es reciente” y de que el mismo no se le ha estudiado de la forma que merece el “libro analiza el desempeño y los efectos de esta nueva relación de América Latina y México con China en plan propositivo.”

Se trata de un conjunto de casi dos decenas de textos, divididos en dos partes escritos por personas de diferentes formación y ocupación, lo mismo empresarios que académicos; de diferentes regiones, lo mismo de América que de China; de diferentes sectores, tanto del sector público como del sector privado.

Los autores, expertos en sus respectivos campos, se ocupan del comercio, la minería, la industria textil y de la cadena electrónica. Es un libro extremadamente útil y completo.

La publicación de la obra fue auspiciada por CEPAL, Senado de la República, Secretaría de Relaciones Exteriores, y por el propio Centro de Estudios China-México. Lo mejor de todo: el texto COMPLETO se puede consultar aquí.

sábado, 9 de febrero de 2008

¿El Reino del Centro en México?


La presencia asiática en México es cada vez más patente, no solamente en lo que consumimos, usamos o vestimos; sino que, de forma tangible, es extremadamente palpable, sobre todo la coreana y china.Una historia diferente, sobre todo en los últimos años, es la japonesa, que tiene sus particularidades y que de ninguna manera es intrascendente.
La ciudad de México, en la presunción que otorga ser capital, se regodeaba en su provincialismo. A veces en su esnobismo porfiriano, cambia de manera muy positiva. Gracias a los asiáticos, pero por supuesto no exclusivamente por ellos, podemos ser más cosmopolitas. Cosmopolitas, no en un sentido elitista, restringido. Los que vivimos en “la” ciudad, podemos ser cosmopolitas porque tenemos acceso de primera mano, sin el tamiz de los medios, y de forma democrática, sin que se nos imponga, a los grandes beneficios de la inmigración: costumbres, música, comida y todo lo que sin los inmigrantes solamente algunos conocían, por lo demás de forma limitada y distorsionada.
Actualmente en México, para hablar solamente de la comida, existen, en varias versiones, algunos de los mejores restaurantes de comida china, coreana, india-pakistaní, y tailandesa que uno se pude imaginar.
Los inmigrantes, siempre a contracorriente, tienen metas gigantescas, aparentemente contradictorias y mutuamente excluyentes: adaptarse, integrarse, acostumbrarse, diferenciarse, y reinventarse en entornos totalmente extraños, lo mismo en lo social que en lo ambiental. ¡Nada fácil! Al mismo tiempo que deben mostrar que son diferentes, tienen que probar que no son un peligro, lo cual se vuelve más necesario en ambientes adversos, o relativamente adversos.
Todo se complica porque los inmigrantes son grupos heterogéneos y de diferente tipo, los cuales toman forma en función de intereses divergentes-divergentes-convergentes, de su relación con sus gobiernos, de su relación con sus gobiernos, de su temporalidad en el país huésped y de su influencia en su país de acuerdo a su origen regional.
En fin, todo esto viene a cuento porque el 16 de febrero de 2008 se festejará el año nuevo ASIÁTICO en la ciudad de México. Se trata de un evento inusitado por varias razones, pero sobre todo por los intensos movimientos diplomáticos que le han dado lugar, basta ver a los convocantes, algunos son abiertamente las embajadas; mientras que otros, sin ser totalmente independientes de su gobierno, se presentan de forma separada. Finalmente, destacan dos elementos: primero, la presencia de diferentes agrupaciones de chinos en México; segundo, atinó usted, el peso enorme de China en todo el evento.
PS ¿Qué decir del gobierno de la ciudad?