miércoles, 30 de enero de 2013

"SI UN DÍA TODOS LOS CHINOS..."

Los medios, más que transmisores de información, son formadores de percepciones. En la Guerra Fría y aún hoy respecto a China se les endilgaban otros adjetivos.
 ¿La percepción es el mensaje? Creo que sí, pero ya es cosa de cada quien percibir lo que piensa y pensar lo que percibe.
Uno de los principales creadores de percepciones es The Economist, por eso es interesante seguir lo que publican respecto a lo que China. Ahora me detengo a sugerir la lectura de un texto que aparece en su edición de esta semana sobre el aspecto demográfico en ese país.
¿Existe algún tópico que se asocie más China que éste? ¿Hay otro que despierte los comentarios más banales, como el del propio título de esta entrada? Difícilmente lo encontraremos.
Ahora la revista inicia una serie de dos sobre el tema y lo recomiendo por la influencia que pudiera tener sobre sus lectores. No lo cuento, habría que leerlo en la revista, peor lo que me llama la atención es que consultó a especialistas en el tema que nos ofrecen perspectivas de abordar lo demográfico y las perspectiva de que las políticas públicas cambien. El texto va acompañado de un videos, entre ellos el que aparece en el blog Analects.
Por supuesto, el tema está presente en otros muchos de los creadores de opinión, los cuales abordan lo demográfico ligado a los procesos migratorios. Tal hace en su edición china Fortune, con un titular destinado a hacer época,  es profundo e inusitado:  



Hablando de inmigrantes, una de las comunidades chinas más interesantes y en franco fortalecimiento es la de Barcelona, que tiene su eje en Santa Coloma. Los chinos se han crecido al castigo y han aprovechado las circunstancias adversas, lo mismo las propias como las de los demás. Si el mercado ya no da para restaurantes chinos, pues a abrir locales japoneses, y si la crisis obliga a los españoles a vender sus negocios los "colomenses" los compran. Es de lo más común encontrarse con bares de tapas propiedad de inmigrantes chinos, pero atendidos como si los dueños fueran españoles y los clientes fluyen como siempre, o al menos según la crisis los deja. Su pensamiento es: los españoles se quejan mucho y no trabajan. Lo que uno puede ver con intensidad lo ha recuperado hace unas semanas palidamente el NYT.

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