sábado, 30 de junio de 2007

NO ESTABA MUERTO...


Diez años parecen ser no muchos, son menos cuando hablamos de China. Pero recordar ahora, en 2007, el ambiente respecto al regreso de Hong Kong (香港) a soberanía China, no deja de parecer extremadamente lejano, sobre todo por el pesimismo y hasta por la histeria que reinaba al respecto. Al igual que en el siglo XIX, sino es que antes, no entendíamos que, aun sin el "sin embargo", China se movía y se mueve frenéticamente. Hace tiempo se creía que los comunistas, sin explicar qué era el sustantivo adjetivador, iban a acabar con Hong Kong. Por ahora, solamente dejo unas imágenes ilustrativas sobre lo que se pensaba hace tiempo. Fortune y Time fueron extremadamente claras, aunque la primera es explícita respecto a su pronósitico, no quiere decir que la otra no sea más optimista.

La prensa china, obviamente gubernamental, no podría estar más feliz con la situación (en inglés y en castellano) , sobre todo porque Time reconoce el equivoco.

Por supuesto, el tema candente es de la "democracia". Tópico que es importante, sobre todo porque es complicado su estudio y tiende a ser percibido de manera simplista. En todo caso, en el décimo aniversario hongkongneses han salido a la calle a manifesase por diferentes razones, no necesariamente en contra de Beijing: lo mismo hay demandas gremiales que planteamientos relacionados al voto directo de la máxima autoridad. De acuerdo a algunos diarios, no ha llegado la oscuridad de la mano de los commies; por el contrario, todo indica que se goza de todas las libertades para manifestar. Los cambios de los últimos diez años han sido intensos, muchos alentados por la crisis financiera del verano de 1997, la cual sirvión para una consistente y positiva intervención china. Asímismo, parece ser que los habitantes de Hong Kong, sobre todo los jóvenes, han cambiado su apreciación sobre sus lealtades identitarias. En fin, todo está sujeto a interpretaciones, las cuales puden ser más o menos pesimistas u optimistas. Lo que es indiscutible es la afirmación de que ya existe una economía casi totalmente integrada, lo cual es un buen signo.



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