martes, 1 de mayo de 2007

"TODOS LOS ASIÁTICOS SON IGUALES" ¡AJA!

Una de las características más fuertes de las percepciones que existen en una sociedad respecto a otra es la de la SINGULARIZACIÓN de los componentes PLURALES, DIVERSOS Y MULTIDIMENSIONALES de la segunda por parte de la primera. La singularización es, casi exactamente, en proporción directa al (des) conocimiento de la misma. Se trata de un proceso muy interesante donde vox populi y medios retroalimentan su desconocimiento, produciendo seres y lugares inexistentes; peor aun, hacen invisibles a millones de seres humanos y a regiones enteras.
La singularización significa considerar que TODOS los miembros de un país, en el "mejor" de los casos, o de una gigantesca región, el "peor", son iguales, ya sea por su fenotipo, los ojos o el color de la piel, o por su alimentación, el arroz; inclusive, se llega a asociar una lengua a una "raza", como si se naciera hispanoablante o francófono. La singularización es contraria al proceso de estudio de lo específico de los diferentes grupos humanos, siempre dentro de un contexto histórico determinado, el cual contiene variables espaciales y temáticas, obviamente también temporales.
Lo cual se aprecia, por ejemplo, respecto a África, donde no existirían personas de diferentes etnicidades, lenguas, países y hasta colores, sino en singular tenemos África. Aun cuando se usen plurales gramaticales, todo es es en singular; coloquialmente, se mete todo en el mismo saco. Solamente hay africanos, y simplemente negros, en sentido peyorativo o no. Para no hablar de que el suelo africano contendría principalmente animales, naturaleza y, ocasionalmente, seres humanos malvados que actúan, no en función de su relación con el mundo, sino en función precisamente de su maldad y se dedican al tráfico, claro, de animales. El de personas es inexistente, o por lo menos no tan importante.
Respecto a Asia no es menor el fenómeno. Es, en cierto sentido, relativamente menos grave que en relación a África, porque diferentes zonas asiáticas son huéspedes más o menos cotidianas de los diarios, impresos o no. Aunque no estoy seguro si, efectivamente, eso no es tan grave.
Las muestras sobre la singularización e invisibilización de porciones y personas de Asia son innumerables, solamente expongo dos pequeñas.
El primero. En el número más reciente, # 43, mayo de 2007, de la revista Chilango, sección de cine, p. 92, la primera “cabeza” anuncia HORROR CHINO para comentar una exitosa película coreana de 2006, que ellos escriben como GWOENMUL, que según páginas especializadas sería Gwoemul, y que se ha traducido como The Host o El Huésped. (Uno de los grandes problemas es la transcripción fonética o latinización de las escrituras diferentes a la nuestra. Pero, ¿quién dijo que era fácil entender otras culturas?) (La página de la película es excelente, lo único que le falta es la película misma completa)

Un titular, HORROR CHINO, hace imposible visibilizar a los coreanos, por lo menos subordina su existencia a sus vecinos los chinos e induce a pensar que sus manifestaciones culturales, siendo el cine una de ellas, son producto chino [sic].
¿Pequeñeces? ¿Banalidades? ¿Política correcta?
Habría que preguntar, por ejemplo, a un mexicano qué piensa cuando alguien escribe su gentilicio o el nombre de su país con J en lugar de X.
El segundo. Hace unos días, en La Jornada, en una popular columna se escribió que “¿Es fácil reconocer a un loco peligroso en la escuela, en el trabajo o en nuestro vecindario? Una maestra del chino Cho Seung-Hui -el de la matanza en la Universidad de Virginia- lo describe así…”.
Ya el 18 de abril, desde un pie de foto de primera plana del mismo diario, se afirmaba correctamente el origen del asesino.
¿Cómo y por qué una persona de evidente, para alguien apenas familiarizado con Corea, apellido coreano se convirtió en “chino”? ¿Es intrascendente o da lo mismo intercambiar chino por coreano?
Habría que averiguar, otra vez un ejemplo similar, que pensaría un mexicano al ser confundido con sus “hermanos” que tienen sus orígenes al sur del Suchiate, o incluso con su vecino "morenito".
Se pueden argüir muchas cosas: es divertido o no me di cuenta. Mejor aun, todos los asiáticos son iguales. ¡AJA!.
Un poco en descarga de nuestra ignorancia, habría que decir que parcialmente la misma tiene su fuente en la llamada Ilustración francesa. Pero sobre todo, en las imágenes de homogeneidad, unicidad y de que existen minorías respecto a imponentes mayorías que las elites de diferentes países asiáticos nos han transmitido. Las mismas tienen orígenes complejos pero que se pueden rastrear, por ejemplo, en el caso de Japón a la construcción de lo japonés como producto de la era Meiji y en el de China alrededor de los años cuarenta del siglo XIX, pero sobre todo a los cincuenta del siglo pasado.
No se trata de acabar con el humor, generalmente extremadamente racista y sexista, sino de profundizar nuestro conocimiento sobre otras sociedades, lo cual es una necesidad en la llamada era de la globalización, pero sobre todo porque México tiende a ser dominado por un conjunto de presupuestos ideológicos que dan origen a diferentes formas de nacionalismo ignorante del entorno mundial.
De hecho, se puede aprender y divertirse en un sitio interesante como el de éste hipervínculo. El “inconveniente" es que el interesado requiere registrarse GRATIS.

La bibliografía sobre el tema crece lentamente, se puede consultar, entre otros:
Dru C. Gladney, Making Majorities. Constituting the Nation in Japan, Korea, Malaysia, Fiji, Turkey, and the United States, Stanford University Press, Stanford, 1998.

Francisco Haro (coord.), Diversidad en el mundo. Las multi-identidades del siglo XXI, Miguel Ángel Porrúa, 2005

Existe una bibliografía más amplia en una entrada anterior: De multiidentidades en USA, 9 de septiembre, 2006


La pintura es de http://www.iisg.nl/~landsberger/images/min09.jpg

El cartel es de http://dreamers.com/indices/imagenes/peliculas.6820.IMAGEN1.jpg

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