sábado, 23 de septiembre de 2006

¿MONOIDENTIDAD O MULTIIDENTIDAD?



A partir del siglo XIX, se han presentado en China una serie de profundas transformaciones identitarias que tuvieron como eje, impulsor pero también constreñidor, un concpeto ajeno a la tradición sínica: la soberanía. Tratando de asimilar y aplicar en su país los principios constructores del Estado nación con pretensiones monolingüe, monoétnicas, monoreligiosas, las elites chinas se enfrentaron con realidades más complejas e iniciaron el viaja hacia el multiculturalismo, interculturalismo y transculturalismo de la China actual. Posiblemente el primero que fue consciente de la diversidad, al menos en términos intelectuales modernos, fue Sun Yat-sen, quien planteó una pentaetnicidad: chinos, mongoles, tibetanos, manchués y musulmanes.
La construcción identitaria más importante y profunda desde el siglo XIX, que en varios sentidos sigue su curso, fue la iniciada en la década de los cincuenta del siglo XX cuando desde el Estado se procedió a la rectificación de los nombres, a la atomización de las identidades y a la construcción de una mayoría hegemónica y homogénea, al menos desde la perspectiva oficial.
Lo más interesante es que, desde por lo menos hace 30 años, se ha vivido un complejo proceso de transformaciones identitarias, en plural, que abarcan los aspectos más variados de las actividades humanas, desde las relacionadas con género-sexualidad hasta las productivas, llegando a vislumbrase, levemente apenas, la de la lealtad política, que es la central y que da sustento al sistema político existente.
Los políticos chinos, además de ser conscientes de los cambios, los alientan en la dirección y con los contenidos que ellos desean; en ese sentido, el texto fundamental que nos permite apreciar lo anterior es un discurso de Jiang Zemin ( la vesión en inglés del texto está en: http://english.people.com.cn/200107/01/eng20010701_73919.html) con motivo de la celebración del 80º aniversario del Partido Comunista donde plantea la construcción de nuevas identidades y un alejamiento de la rectificación de los nombres de Mao, sobre todo en relación a las clases progresistas en la sociedad.
El tema no ha pasado desapercibido, inclusive cada vez es más importante, sobre todo por el impacto internacional que la trasnformación identitaria china podría tener. Al respecto, en casi todas sus ediciones fechadas el 25 de septiembre, Newsweek, publicación estadounidense, dedica su cover story a China y a lo que la publicación llama Emergencia de imagen. (Una versión en castellano del texto de Joshua Cooper Ramo está en: http://newsweekespanol.com.mx/articulos.php?id_sec=1&id_art=637&num_page=1839 y el sustento del texto citado se encuentra en un trabajo sistemático apoyado en datos duros donde se pretende alcanzar el conocimiento objetivo de la imagen que China tiene, tanto en lo interno como en lo externo: http://fpc.org.uk/fsblob/801.pdf).
La conclusión del texto muestra la paradoja de la imagen sobre China: "Actualmente, ese país es quizás la parte más dinámica del orden internacional, y eso, para muchas personas, la convierte en la más amenazadora. Cambiar esta impresión podría ser el mayor desafío de China."
El trabajo incita a debatir varios temas: uno de ellos, ignorado, sería el análisis comparativo de las similitudes de los intelectuales orgánicos chinos y estadounidenses al menos en tres niveles: su relación con el Estado, su nacionalismo decomonónico, y sus propuestas obsesivas alrededor del poder, las que están sustentadas en una construcción geopolítica del mundo igualmente decimonónica.
Lo más importante es la atención creciente que recibe el tema identitario, lo que se basa en un hecho material, fácilmente verificable y analizado desde diversas perspectivas. A nivel internacional existe una (re)definición de las identidades, el debate más importante, desde mi perspectiva, no radica en discutir la pertinencia de estudiar lo identitario. Lo esencial es determinar si el futuro de las sociedades será, gran paradoja, binario:
1. La monoidentidad levantada sobre los pilares del pensamiento de fines del siglo XVIII e inicios del XIX, según el cual los Estados-nación deberían ser dominados por grupos HOMOGENEOS y HEGEMONICOS, y sobre la inspiración binaria judeo-cristina.
2. La construcción de Estados multiétnicos, con todo lo que ello implica en términos de lenguaje, por ejemplo, y con la existencia de poderes múltiples pero trabajando de forma coordinada. A diferencia de la primera posibilidad, en la segunda el pilar fundamental es el de las identidades múltiples.
De acuerdo al razonamiento expuesto, China no sería enemigo ni amenaza en la medida que se entendieran algunos aspectos esenciales, entre los que destacan los siguientes:
1) Su actuación internacional dependerá de la identidad que construya, proceso interno, lo que los actores nacionales aporten a la nueva identidad; proceso interno, lo que los actores internacionales determinates, como Estados Unidos, Japón o la ONU, construyan.
2) La arquitectura institucional internacional que permita la solución pacífica de conflictos.
3) El tipo y ritmo de los cambios internos, lo que significa qué actores pongan en marcha las políticas chinas.
4) La posibilidad de que el crecimiento económico se mantenga.
5) Que en algún momento, dentro de los próximos 20 años, por lo menos, los beneficios del crecimiento sean percibidos como benéficos por la población.
6) Finalmente, que las elites de China sean capaces de romper el lastre que significa a largo plazo la maquila.
Por lo demás, será esencial que aumente nuestra comprensión de cómo funciona la sociedad china y la manera en la cual se relacionan sus componentes con el mundo, lo cual pasa necesariamente por rebasar los estrechos marcos de la geopolítica prusiana/kissengeriana y de los esterotipos relacionados con el dragón y la muralla.
El brazo intelecutual, el famoso profesor Samuel P. Huntington (http://cyber.law.harvard.edu/blogs/gems/culturalagency1/SamuelHuntingtonTheHispanicC.pdf#search=%22hispanic%20challenge%22), y el brazo político, Buchanan (State of Emergency. The Third World Invasion and Conquest of America, Thomas Dunne Books, New York, 2006), además de su limitado entendimiento de la historia de Estados Unidos, buscan soluciones presuntamente legales y empresariales al problema identitario migratorio. De acuerdo al segundo personaje, la solución al problema de la identidad y de la migración sería la attrition; es decir, la "reducción" de los inmigrantes alentándolos a que regresen a sus países de origen y poder lograr un país monoidentatario, como supuestamente fue y deberia de ser.
El análisis identitario es, como puede apreciarse, actual. Ncesita ser estudiado y no se restringe a uno o dos países.
PS En México aún domina la visión monoidentitaria, poco se habla de la multiidentidad, pese a que México es multiidentario en más de un sentido. Huntington, con su Clash of Civilizations, fue recibido con admiración entre muchos académicos y, pese a lo pésimo de su análisis, fue casi libro de texto. The Hispanic Challenge no corrió la misma suerte, posiblemente porque no hubo ideas para responderle y porque en el fondo se está de acuerdo con la simpleza de sus argumentos, que en ambas obras son los mismos. Pocos kb se dedicaron al tema, una de las excepciones fue Enrique Krauze ( http://www.letraslibres.com/index.php?sec=3&art=9493 y http://www.letraslibres.com/index.php?sec=3&art=9654); además, es posible encontrar un texto del Heriberto Yépez, profesor de la Universidad Autónoma de Baja California, que cuestiona los argumentos del director de Letras Libres sin estar de acuerdo con el profesor de Harvard. Desde mi punto de vista, Yépez, que bsuca romper con los concepciones sobre los mexicanos del pasado, articula su texto mostrando que el proceso en el cual se contextualizan las relaciones entre México y Estados Unidos, de lo cual la migración es una parte esencial, es multidireccional y realizado por personas que toman decisiones de forma activa, no son una mansa masa amorfa y sin influencia alguna. (http://www.revistareplicante.com/1/Pensamiento/HYepez1.html).

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